jueves, 19 de noviembre de 2009

No es el qué, es el cómo...

Nunca ha sido una cuestión de qué se dice, siempre es una cuestión de cómo o por qué. Así de simple, abrasar con preguntas del pelo ¿qué te pasa? o ¿por qué estás así? no solucina el estado anímico anormal por el que pueda estar pasando el interlocutor, en todo caso lo agrava. ¿Tan difícil es entender cómo es una persona? ¿Cuántos cabezazos se necesitan contra la MISMA pared para darse cuenta de que sólo hace falta dar un paso lateral para rodearla?.

Ains ¡qué cansado estoy de escuchar siempre la misma canción!. Como dijo un señor bastante serio, si siempre haces lo que siempre has hecho siempre llegarás a donde siempre has llegado (este fué el mismo de "...be water my friend...").

Pues eso, dejaré de hacer lo mismo de siempre a ver si el tema avanza, dejaré de dar explicaciones que estoy harto de dar a ver si como dice un tal Wardog (que dios le bendiga!) es mejor que el "luser" se coma la cabeza para solucionar el problema en vez de dárselo mascadito, a ver si de esa forma aprende realmente que el cómo y el qué no tienen por qué estar reñidos con la razón, ni con el amor.

Hasta otra melones.