jueves, 22 de octubre de 2009

Hace mucho, mucho tiempo...

En una galaxia muy, muy lejana....

Así comienzan todos los episodios de Star Wars (bueno, más o menos así), y ese creo que debe ser el comienzo de este post. Hace muchisisisisisisimo tiempo que no escribo, quizá porque no lo necesitaba, quizá porque no me apetecía ¿quién lo sabe?. Hoy de nuevo me apetece escribir, necesito quitarme peso de encima. ¿Por qué no he escrito antes? Pues la razón creo que es porque cuando tienes alguien con quién hablar, a la que contar lo que te sucede, cómo o qué sientes, etc, pues no lo exteriorizas. Pero cuando ni eso te vale, hay que volver a las viejas costumbres de abrirse al mundo y sentirte escuchado.

Hoy es un día gris, pero no un gris normal, es un color entre negro y más negro con matices de azul petróleo y ligeros toques de metalizado. Además, huele a sótano, con alguna que otra reminiscencia de cuero húmedo y melancolía (no, no sé a que huele la melancolía, pero sé identificarla cuando la huelo). Es un típico día de Vitoria en otoño, cuando empieza el frío, llueve por las mañanas y la luz no hace acto de presencia hasta media mañana. Hoy el café no hace efecto, ni las pastillas, ni haber dormido más de diez horas, ni nada. Hay dolores que sólo los cura el tiempo, hay heridas que necesitan esperar para poder estar curadas, porque aunque son pequeñas son profundas, y ya se sabe lo que pasa con esas cosas, primero ha de cicatrizar el interior para que quede todo bien, pero mientras tanto el exterior sigue abierto, mostrando el rojo carmín de una parte de ti que no se debería ver pero se encuentra expuesta. Luego está el problema de las cicatrices y las postillas, claro. Una vez que ha pasado suficiente tiempo y ya parece que no duele te arrancas la postilla porque nunca eres capaz de esperar a que se caiga sola, porque pica, y si pica te rascas. Y entonces es cuando la has cagado hasta el fondo, porque no has dejado que la postilla acabe de hacer su trabajo y te has dejado un bonito "tatuaje" natural en la piel, una cicatriz. Y cuando esas cicatrices son visibles es cuando más duelen, porque te recuerdan constantemente la impaciencia de querer arreglar las cosas demasiado rápido, porque te muestran constantemente que no saber esperar no trae nada bueno, en definitiva, que todo tiene su momento y su lugar y sacarlo de ahí sólo puede significar que no funcione.

¿Pero que hago hablando de nubes de y postillas? No lo sé, una vez más me he dejado llevar por lo que está dentro de mí y quiere salir, quizá hablo de esa heridita que he tenido en la rodilla un par de semanas debido a una quemada con el campo de hierba artificial o quizá no... ¡¡ qué se yo !! El caso es que hablo y punto. Eso es lo que importa. Hablar, comunicar, reabrir los canales informativos con el exterior, ser YO y no otro.

¿Debo pedir perdón por ser yo? ¿acaso debo dejar de ser como soy para ser como quieres que sea? ¿es mejor mentir que decir la verdad para no hacer daño? Las tres tienen la misma respuesta, no. No, no, no, no, no, no, no, y mil veces no. Siento no ser un buen pañuelo, quizá porque no me dejo vencer por las situaciones adversas, quizá porque yo mismo busco mis respuestas y luego solo busco apoyo, quizá por eso soy así, quizá por eso ofrezco respuestas que no siempre gustan o se entienden, pero eso no quita para que lo que hago sea con una total implicación emocional, personal, sentimental... TOTAL!!!!! Repito... ¡¡¡¡TOTAL!!!! Tan total que la herida de la rodilla se me ha vuelto a abrir, porque cada vez que se duda de mi se me abre una herida, soy demasiado sensible acerca de mi manera de ser y no me gusta que no se me entienda... sobre todo cuando yo tengo que hacer el esfuerzo constante de buscar el porqué en las acciones del resto del mundo y tiendo a buscar siempre la explicación más razonable, no la que justifique mi estado de ánimo. Incluso estando como estoy, busco la razón plausible, desde la lógica sentimental y desde la racional, desde todos los ángulos que puedo. No puedo pedir lo mismo, pero sí un poquito de CONFIANZA en mi persona, mis sentimientos, mis actos y mis palabras... un poquito no es mucho ¿no?


¿O sí?